Desaciertos importantes en estrategia antiinflacionaria

En la estrategia antinflacionaria, las fallas de diseño e implementación han sido serias durante el gobierno de Macri.
Veamos algunas secuencias:

1)    El 13 de enero de 2016, se fijaron metas fiscales e inflacionarias. Las fijó el «Poder Ejecutivo» (las anunció Prat Gay). El BCRA pareciera haberse enterado por los diarios. Durante el año, su titular, Federico Sturzenegger (FS) sólo decía que «harían lo posible para acercarse a esas metas», y ponía énfasis en las metas del 2017.

2)    Las metas de inflación para 2016 se fijaron en 22,5% (20% de mínima y 25% de máxima). Macri decía (23 de enero de 2016 en viaje a Davos) que sería cercana al 20%. Fue un serio error. Subestimaron fuertemente los impactos de tarifas y dólar. Y en febrero, Gobierno avaló la peor de las decisiones: aumentos paritarios a docentes del 34,5%.  Así y todo, en marzo de 2016 Prat Gay decía que se iba a cumplir la meta, cuando las consultoras, masivamente, veían grandes desvíos. La inflación nacional fue del 37%. Un gran papelón.

3)    Con semejante desvío, el sentido común invitaba a revisar la meta del 14,5% (entre 12% y 17%) para 2017. Pero no. Apareció el BCRA «apropiándose» de las metas, reafirmándolas, entusiastas de que se irían a cumplir. Y al revés de 2016, ahora el Poder Ejecutivo «aceptó pasivamente» las «metas del BCRA». Y de movida, en el Presupuesto se habló de inflación del 17% (y no del 14,5% como debía haberse hecho).

4)    Y luego otras graves decisiones salariales: docentes, por todo concepto terminaron arreglando en 27,4%, y bancarios (con importante presencia de bancos estatales) en 24,3%. Imposible con tales aumentos llegar al tope del 17%.

5)    Y esto obligaba al BCRA a subir y subir las tasas de interés. Con ello no iban a lograr cumplir las metas (de hecho las Consultoras – REM- predecían cada vez más inflación), pero «salvaban la ropa»: seguían siendo los «malos» de la película.

6)    Con la meta muy incumplida, el Poder Ejecutivo vuelve ahora a apropiarse de las metas y con «realismo» las sube (del 10% al 15%). Con ello desautoriza al BCRA que pretendía no cambiarlas.

7)    Pero a la vez, sigue «empoderando» al BCRA para que persiga el logro de la meta, y sea celoso en su cumplimiento.

8)    Para el BCRA esto significaría poder subir fuerte la tasa si el IPC se aleja de la meta, sin importar si el Tipo de Cambio baja.

9)    Pero para el Poder Ejecutivo esto no está tan claro. Veamos algunas contradicciones expresadas por Nicolás Dujovne (Secretario de Hacienda) el 28 /12/2017:

a.    «Sigue el régimen de flotación». Implica que ni Mecon ni BCRA fijan el tipo de cambio.
b.    «El BCRA siempre tiene que buscar el equilibrio entre aquel tipo de cambio que colabora en la lucha antiinflacionaria pero que también colabora para que la economía crezca y baje el desempleo y la pobreza y ese manejo de corto plazo obviamente es una decisión del BCRA» Cómo? No es que el tipo de cambio es flotante? Si flota, el tipo de cambio real será el que resulte de la oferta y la demanda. Administrar objetivos de tipo de cambio – nominal y real sería sólo acorde con una flotación «administrada», p.ej. con bandas cambiarias, más o menos explícitas.
c.    «Ahora el BCRA cuenta con más instrumentos para luchar contra la inflación». Cómo? Hasta donde sabemos el único instrumento sigue siendo la tasa de interés. De que otros instrumentos habla Dujovne? De «bandas cambiarias»? No más flotación «cuasi-limpia»?
d.    El BCRA se muestra ahora «recargado» en su función. «Cuándo, cuánto y como variaremos las tasas de interés (único instrumento ¡!!) lo decidirá el BCRA» (FS).

10)    Las contradicciones del punto anterior no son menores si a poco de andar las nuevas metas quedaran en «desuso».

11)    Por otro lado, el BCRA parece contentarse con que le dará menos dinero al Tesoro de 2019 en adelante. Esto es poco relevante porque las metas fiscales no cambiaron:

a.    El Tesoro deberá endeudare ahora más que antes (de paso, no parece figurar esto en el cálculo de intereses).
b.    El «impuesto inflacionario» será ahora mayor que antes, dado que previsiblemente «algo» al menos la inflación subirá
c.    Si el BCRA emite menos para el gobierno pero la inflación será igual o más alta, tendrá lugar para comprar más reservas o bajar Lebac para satisfacer la demanda de dinero. Mejorará su resultado cuasi fiscal, en espejo a lo que emporará el de la Tesorería.

12)    La lógica indicaba que antes de cambiar las metas se aseguraran cerrar las 2 paritarias ahora más relevantes: docentes y bancarias. Con el muy buen antecedente de Córdoba, de haber cerrado en 11%.

13)    Sólo se entiende que no hayan esperado a ello, por el temor a que «ya» vinieran malos datos de actividad y la necesidad de rápidas reversiones. Y atribuyendo esto a las altas tasas del BCRA.

14)    Los modelos de análisis del MECON y del BCRA parecen ser muy divergentes: para el MECON, las altas tasas producen serio atraso cambiario, y significativa baja del nivel de actividad. Para el BCRA incluso pareciera que las altas tasas, al «frenar» el alza de expectativas inflacionarias, hubieran inducido a la expansión del crédito y a la mejora del PIB ¡!

15)    La carencia de «modelos» (más bien ideas que modelos)  compartidos entre MECON y BCRA es un problema. No están hablando el mismo idioma.

16)    Ahora TODA la expectativa se centra en las paritarias docentes y bancarias. Si salen mal, con aumentos superiores al 16% promedio, la cosa puede ponerse bien fea.

17)    La lucha contra la «nominalidad» que quisieron evitar subiendo la meta, deben ahora afrontarla contra demandas salariales un escalón más arriba. Cabe esperar, que más cómodos con una nominalidad del 15% en lugar del 10%, los negociadores estatales (Vidal, González Fraga, Curutchet, Ortiz Batalla, etc) ahora se planten en 16%. Y resistan subir esto contra viento y marea, cualquiera sea el alcance de las huelgas que se desaten.

18)    Veremos..

 

Fuente: elcronista.com